La renovación urbanística y monumental de Pamplona en la primera mitad del siglo XVIIIcasas principales de mayorazgo, familias y mentalidades

  1. ANDUEZA UNANUA, MARIA PILAR
Zuzendaria:
  1. María Concepción García Gaínza Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 2002(e)ko maiatza-(a)k 31

Epaimahaia:
  1. Germán Antonio Ramallo Asensio Presidentea
  2. Ricardo Fernández Gracia Idazkaria
  3. José Javier Vélez Chaurri Kidea
  4. Jesús Urrea Fernández Kidea
  5. José Javier Azanza López Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 91833 DIALNET

Laburpena

Durante la primera mitad del siglo XVIII Pamplona, capital del reino de Navarra. Protagonizó un profundo proceso de transformación urbanística y monumental caracterizado por un intenso fervor constructivo y de renovación como nunca antes había conocido la ciudad, que la configuró y monumentalizó tal y como la podemos ver hoy. Aquel fenómeno conformó definitivamente su urbanismo e incidió de manera especial en la arquitectura, tanto religiosa como civil en sus dos vertientes, públicas y privada. El afán constructivo se concretó primordialmente en la arquitectura doméstica de la ciudad. La renovación del caserío pamplonés fue una manifestación prácticamente generalizada en este momento, sobresaliendo muy especialmente un nutrido grupo de edificios particulares, ergidos sobre solares agregados en las calles más notables, escenario además de la fiesta barroca, que constituyeron la arquitectura señorial del momento. Estas casas preeminentes fueron construidas por las nuevas élites económicas de la ciudad con remesas monetarias procedentes básicamente de fortunas amasadas en Indias así como de los negocios y del comercio, habiendo hallado ahora en Pamplona una visión complementaria de la "hora navarra del siglo XVIII" desarrollada paralelamente en Indias y en la Villa y Corte. Este nuevo y pujante grupo social de ideas reformistas, en estrecho contaco con Madrid y Francia, en su camino por equiparse a la nobleza, siguiendo un sentido dinástico de la familia, quiso perpetuar la memoria de su linaje. Lo hizo a través de calculados matrimonios para sus descendientes así como por medio de la fundación de mayorazgos, a cuya cabeza situaron estos nuevos edificios de la capital, denominados casas principales de mayorazgo, que se convirtieron no sólo en sus residencias sino también en símbolo de la familia donde desarrollaron formas de vida caracterizadas por la riqueza y el lujo.