La palabra como phármakon en la formación del hombre griego. De la palabra del soberano a la soberanía de la palabra

  1. Menezes Teixeira, Paulo Cesar
Dirixida por:
  1. Pablo García Castillo Director

Universidade de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 22 de marzo de 2013

Tribunal:
  1. Cirilo Flórez Miguel Presidente/a
  2. Ricardo Isidro Piñero Moral Secretario
  3. Alfredo Marcos Martínez Vogal
  4. Sixto José Castro Rodríguez Vogal
  5. Luis Andrés Marcos Vogal

Tipo: Tese

Resumo

[ES]El trabajo se ocupa de investigar el poder de la palabra oral en la antigüedad, desde cuando al principio la palabra transmitía la llamada sabiduría divina - de que hablaban los sacerdotes -, como los conocimientos sobre los ciclos climáticos, el paso de las estaciones y otros fenómenos sobre los cuales los hombres no ejercía control, pero conocerlos era imprescindible para la su supervivencia, de su familia o su grupo, como los saberes sobre las formas de cultivar e preservar alimentos, sus características medicinales, hasta las palabras que espantaban los demonios, calmaban a los poseídos y extirpaban males - como las pronunciadas por los Chamanes. También el trabajo explora la palabra depositaria de la sabiduría ancestral, tal cual era escuchada de los reyes de justicia, que dirimía conflictos, que guardaba a todos ante agresores, que declaraba la guerra o celebraba la paz. La palabra que al final era depositaría de un conjunto de informaciones acumuladas desde los más remotos antepasados, que a lo largo de las varias formas de existencia, fueran transmitidas a cada nueva generación y formaban el conjunto de principios acerca de la vida, que los griegos llamaban arkhé. Investigo el valor terapéutico de la palabra, desde que, en la voz de los antiguas soberanos, la palabra era fuente de descubrimiento de la verdad, en el sentido de un saber universal no negociable, es decir, la palabra como desocultación, como lo no olvidado (alétheia), preservado por la memoria e transmitido de maestro a discípulo. Palabra que después fuera recordada como forma de paideia en el canto poético de los aedos, hasta el momento en que sale de la escena el rey, como personaje social que representaba la palabra justa, eficaz, verdadera - la presencia de la divinidad en el hombre -, e entran los oradores, con sus fuertes razones amparadas en claros argumentos lógicos, como camino de la verdad surgida en el debate, que mediante la persuasión racional será capaz de construir leyes y la constitución que une a los ciudadanos en la polis. Es donde la verdad de los hombres se aparta de la verdad de los dioses. Naturaleza, cosmos, divinidad y todo un universo de sentidos y saberes desde siempre memorizados, transmitidos, cantados, que ponían el destino de los hombres como parte de la harmonía cósmica, van siendo alejadas de las razones que buscan la verdad en el enfrentamiento de los hombres en la ágora.