El pensamiento pedagógico de Hugo de San VíctorDidascalicon de studio legendi

  1. Muñoz Gamero, María del Carmen
Dirigida por:
  1. Javier Vergara Ciordia Director/a

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 12 de noviembre de 2008

Tribunal:
  1. Francisco Calero Calero Presidente/a
  2. Rafael Fermín Sánchez Barea Secretario/a
  3. María Luisa Arribas Hernáez Vocal
  4. Francisco Javier Laspalas Pérez Vocal
  5. Alfredo Rodríguez Sedano Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 276743 DIALNET

Resumen

El renacimiento cultural que se produce en el decurso del siglo XII constituye una de las épocas más sugerentes y creativas del acontecer humano occidental. Personajes de gran talla, entre ellos, Hugo de San Víctor serán los artífices más cualificados de un nuevo orden que tendrá en la sublimación de una pedagogía más íntima, activa y racional el germen de una nueva y creciente sensibilidad. Entra en escena una nueva categoría científica y pedagógica simbolizada en el valor didáctico de la quaestio. Ya no se trataba sólo de reproducir la cultura del pasado, el maestro del bajo medioevo quiere convertirse en principio de autoridad. Una de las escuelas más representativas iba a ser la escuela surgida entorno a la abadía de San Víctor. Hugo de San Víctor formado inicialmente en la Orden de San Agustín, en Sajonia, fue a incorporarse, en torno a 1116, a la abadía de San Víctor. Ante los graves problemas intelectuales, filosóficos y teológicos del siglo adoptó una postura de misticismo intelectual moderado y ortodoxo. El conocimiento (scientia) o aprendizaje (doctrina) alcanzara un valor escatológico y santificador de máximo reconocimiento a partir de su concepto de naturaleza. Su misión no sería otra que actualizar el ser del hombre, destruir la rudeza intelectual del alma, acabar con la ignorancia y sobre todo y especialmente conferir una forma indeleble, en la medida que el saber sólo se desvanece en cuanto a la forma e imperfección, pero no en cuanto a su sustancia. Con respecto a la clasificación de sus obras su producción es vasta y sus temas se entrelazan en muchas de sus obras. Hemos dividido su producción, en los siguientes epígrafes (obra pedagógica, teológica, exegética y de espiritualidad). Así en la obra pedagógica de Hugo la nave capitana es el Didascalicon. Su obra teológica queda marcada por el De sacramentis Christianae fidei. Entre sus obras exegéticas el Commentarius in Hierarchiam coelestem, en sus obras de espiritualidad el Libellus de formatione archae. El Didascalicon de studio legendi, obra bastante asistemática y que en cierto modo es el corolario de su obra pedagógica, fue escrita en seis libros en torno a 1130 y marcará el punto de referencia a partir del cual se constituirá buena parte de la teoría pedagógica posterior. Una teoría que descansó sobremanera en una concepción antropológica jalonada por tres momentos que marcan la historia del devenir humano: creación, caída y restauración. De estos tres momentos, el más óptimo y sugerente era sin duda el primero. Para Hugo la restauración exigía el concurso insoslayable de la formación intelectual, moral y religiosa. El entendimiento será considerado como el ornato más bello del alma, que impulsa al hombre al deseo y conocimiento de la verdad. El entendimiento necesita de una condición y mediación previa: la educación moral o educatio. El Didascalicon presenta como un plan de formación integral para el alumno y presenta un programa, una organización, medios y técnicas. Se divide en una primera parte donde se ocupa de las ciencias profanas de carácter pedagógico y en una segunda que se ocupa del estudio de las sagradas escrituras, su análisis y su comprensión. Hugo optó por una preocupación secular de gran trascendencia en la historia de la cultura: la clasificación del conocimiento. Hugo asentó en cuatro categorías marco: conocimiento teórico, práctico, mecánico y lógico. Las dos primeras se referían a la aprehensión de la verdad y a la regulación de la moral; el conocimiento mecánico ayuda a los hombres a sus profesiones cotidianas, y finalmente el conocimiento lógico facilita a los hombres los medios para pensar y argumentar con claridad. Llevó a una nueva diversificación del saber, de sesgo más inductivo, práctico y experimental, añadiendo la fuerza de los saberes mecánicos.