La identidad narrativa según Paul RicoeurHacia una hermenéutica de la persona humana

  1. Quiceno Osorio, Juan David
Dirigida por:
  1. Julia Urabayen Pérez Directora

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 05 de marzo de 2021

Tribunal:
  1. Juan Arana Cañedo-Argüelles Presidente/a
  2. José Ignacio Murillo Gómez Secretario
  3. Alfredo Martínez Sánchez Vocal
  4. María Belén Altuna Lizaso Vocal
  5. Juan Fernando Sellés Vocal
Departamento:
  1. (FFL) Filosofía

Tipo: Tesis

Teseo: 153776 DIALNET

Resumen

La identidad narrativa sintetiza buena parte del pensamiento antropológico de Paul Ricoeur. Según el pensador francés, la persona humana se reconoce a sí misma en el tiempo a través de dos valores de identidad –la mismidad y la ipseidad– que se integran dialécticamente en la narración y se acentúan según los actos humanos de la memoria y la promesa. El presente trabajo se enfoca en analizar y presentar críticamente la identidad narrativa como un modo hermenéutico de reflexionar sobre la realidad de la persona humana. Para lograr este objetivo, el cuerpo de la tesis se ha dividido en cuatro partes. En la primera, se muestra la concordancia que permite la narración a las discontinuidades fundamentales entre el tiempo cosmológico y el tiempo fenomenológico y entre los éxtasis de este último, es decir, pasado, presente y futuro. A partir de este modelo de concordancia en el que se unen el ser, el tiempo y la narración se establecen las bases de la identidad narrativa en la que la persona descubre como pasiva y activa frente a su propia realidad y a la realidad del mundo. En el segundo capítulo se ha contextualizado el misterio de la identidad personal dentro de lo que Ricoeur llama un conflicto de interpretaciones y se ha emplazado el análisis de la inmediatez del cogito a la vía larga que propone la perspectiva hermenéutica. Según el profesor francés, la vía larga que propone la identidad narrativa compagina el aspecto dinámico y teleológico de la libertad con la arqueología del sujeto que permanece objetivamente en el tiempo a partir de su cuerpo y su carácter. El análisis de este tipo de permanencia pasiva, es decir, que resiste al paso del tiempo, permite que emerja el otro sentido de identidad, la ipseidad, en la que el hombre es activo y creativo frente al tiempo. Todo el tercer capítulo está dedicado al estudio de la ipseidad y a manifestar sus rasgos fundamentales. La ipseidad es el valor de la identidad narrativa que permite reconocer al sí mismo como libre y responsable de su actuar, narrar y decir. Además, esos mismos rasgos dan pie a mostrar el carácter creativo de su realidad que conectan con la capacidad de la palabra humana de encadenar cursos de acción orientados al futuro y a lo que trasciende el tiempo humano. La necesidad del examen de la acción para reconocer al sí mismo conduce al cuarto capítulo en donde se recoge la tesis de Ricoeur en Parcours de reconnaissance en la que los actos de la memoria y la promesa manifiestan paradigmáticamente los valores de la identidad humana. En dicho capítulo, se analiza el aspecto pasivo y activo de la memoria y se muestra a partir de este análisis que ella no es un simple mecanismo de retención pasiva de datos. Con esto, se niegan algunas posturas neurocientíficas y tecnológicas que pretenden reducir la identidad humana a un mero cumulo de datos organizados en forma crónica. La necesidad de apelar a un tipo de identidad que manifieste el aspecto activo de la memoria da paso al examen de la promesa, que manifiesta la libertad del hombre frente al tiempo. En la promesa, el sí mismo se impone la necesidad de mantenerse en cuanto sí mismo, es decir, desligado del soporte del cuerpo y del carácter, permitiendo manifestar con mayor prominencia la identidad-ipse. En ella, la persona aparece ligada a la fidelidad al otro en la que se reconoce en el camino hacia su realización y en la que se desvelan sus rasgos ontológicos más propios. La tesis concluye con el esbozo de una ontología de la identidad narrativa en la que las categorías práxicas de acto y potencia aristotélicas dan razón última del ser concreto de la persona humana en el tiempo.