María Montessori ante el legado pedagógico del romanticismo de Jean-Jacques Rousseau

Laburpena

¿Dónde se ubica Montessori ante el legado pedagógico del Romanticismo de Rousseau? Montessori nunca se consideró a sí misma como continuadora del legado del romántico soñador de Ginebra y le molestó profundamente que la asimilaran a la “histórica romántica” de Émile. La genealogía intelectual de Montessori no se remonta a Rousseau, a través de Froebel y Pestalozzi, sino a Séguin, Itard y Pereire. El trasfondo filosófico de sus ideas pedagógicas tiene una afinidad sorprendente con el pensamiento de los filósofos clásicos, sobre todo con el de Aristóteles. Un análisis de los principales rasgos del Romanticismo indica que Montessori no compartía el planteamiento romántico en cuanto a rebelión contra la racionalidad, empirismo, importancia que se da a los sentimientos y a la imaginación productiva, libertad, disciplina, naturalismo, rol del Estado, cultura militante; y no compartía la definición romántica del “progreso”. Para Montessori, la disciplina no es un obstáculo a la libertad, sino su condición sine qua non. Es la teleología del ser humano lo que inspira y nutre la visión montessoriana de la persona y de la educación; la espontaneidad de la que habla es distinta de la actividad propuesta por la pedagogía romántica. Para Montessori, la naturaleza del aprendiz es racional y la libertad es inclinación para el bien que solo tiene sentido en la medida en que se ordena a un fin teleológico en relación con la naturaleza d