La roca que da agua en el desierto. Desarrollo literario y teológico de esta tradición en el pentatéuco y en los salmos

  1. QUINTANA FRESNO, FELIPE JOSE
Dirigida por:
  1. Francisco Varo Pineda Director

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 28 de junio de 2005

Tribunal:
  1. Santiago Ausín Olmos Presidente/a
  2. Juan Chapa Prado Secretario
  3. Vicente Balaguer Beltrán Vocal
  4. Marcelo Merino Rodríguez Vocal
  5. Francisco Varo Pineda Vocal
Departamento:
  1. (FT) Estudios Bíblicos e Historia de la Iglesia

Tipo: Tesis

Teseo: 300823 DIALNET

Resumen

TITULO: LA ROCA QUE DA AGUA EN EL DESIERTO. DESARROLLO LITERARIO Y TEOLÓGICO DE ESTA TRADICIÓN EN EL PENTATEUCO Y EN LOS SALMOS. RESUMEN: Esta tesis doctoral estudia el inicio de una tradición bíblica con la investigación de dos relatos narrativos que mantienen muchas similitudes: Ex 17,1-7 y Nm 20,1-13. Algunos autores han estudiado estas historias bajo la prespectiva de los relatos de murmuración, en los que observan que el sustrato de tales relatos es una historia de carácter positivo que se limita a narrar el prodigio del Señor ante su pueblo. Tal hipótesis, sin embargo, no se ha investigado en relación a la tradición de la roca que da agua en el desierto. En consiguiente, aparte de los dos textos narrativos de Ex 17 y Nm 20, se ha procedido a estudiar los distintos textos que mencionan el prodigio de la roca en el Pentateuco y en los Salmos. Todos estos textos fueron sometidos a una crítica textual y literaria; y posteriormente a un estudio comparativo para establecer del modo más fidedigno posible la fecha de composición de estas perícopas y para delucidar la dependencia existente entre estos pasajes. La investigación realizada aportó las siguientes relaciones intertextuales: los relatos más antiguos que pusieron por escrito la tradición de la roca que da agua en el desierto, corresponden a los textos poéticos de Dt 8,14bb-16aa y Sal 78,13-20. Ambos textos originariamente pertenecerían a una literatura oral del norte de Israel que fueron apropiados ulteriormente por Judá. Posteriormente, esta tradición siguió dos vías paralelas. Por un lado pasó a formar parte de la narración oral de los relatos de murmuración, desde donde fue tomada esta tradición por dos autores distintos: un autor no sacerdotal, autor de Ex 17,1-7 , a quien se ha identificado como un Yahwista exílico. Este autor, sería además, el responsable de la composición de gran parte del actual libro del Éxodo, quien habría hecho uso de la estructura de los relatos de murmuración para componer mucho de los relatos narrativos que aparecen en la actualidad en este libro. El otro autor, se ha definido como sacerdotal antiguo. A diferencia del anterior, este autor sacerdotal usó el modelo de los relatos de murmuración sólo en el escrito original de Nm 20, con el fin de destacar la presencia de la gloria del Señor en la Tienda del Encuentro. Este autor sería contemporáneo al anterior: exílico, cercano a los escritos de Ezequiel (cfr. Ez 20). Esta historia sacerdotal original fue modificada cuando el Pentateuco sufrió los últimos retoques, momento en el que se unieron los disitintos libros (el Deuteronomio a los otros cuatro). Las modificaciones consistieron en una serie de añadidos con el fin de explicar la causa de la muerte de Moisés y Aarón fuera de la Tierra Prometida: se añade un pecado personal al relato de Nm 20. La otra vía que siguió esta tradición continuó los rasgos positivos de los relatos más antiguos. La tradición del Sal 78 fue recogida casi sin cambios en sal 105,39-41. Otro salmo -Sal 114-, contemporáneo al anterior -época del segundo Templo-, sí introdujo cambios a la tradición, especialmente al actulizar el prodigio de la roca al presente. Esta perspectiva es explicable por la influencia en este salmo de la teología del segundo éxodo que presenta el Deutero-isaías. En Sal 114,8, por el poder de la liturgia pascual, se hacen presentes los actos salvíficos del pasado. Tal interpretación, irá adquiriendo mayores desarrollos en la literatura intertestamentaria: se dice que la roca seguía a los israelitas en su peregrinación. Y, adquirirá su cúspide en el NT, cuando San Pablo, en lcor 10,4, dice que de la roca manaba bebida espiritual y que la roca era Cristo