Dios, eternidad y movimiento en Aristóteles

  1. ROSS HERNANDEZ, JOSE ALBERTO
Dirigida por:
  1. Marcelo D. Boeri Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 30 de marzo de 2006

Tribunal:
  1. Alejandro Llano Cifuentes Presidente
  2. Juan Agustín García González Secretario/a
  3. Héctor Zagal Arreguín Vocal
  4. Rafael Alvira Domínguez Vocal
  5. Alejandro Gustavo Vigo Pacheco Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 317074 DIALNET

Resumen

DIOS, ETERNIDAD Y MOVIMIENTO EN ARISTÓTELES RESUMEN: La intención de este trabajo es tomar parte en una discusión que ha estado presente entre los comentaristas de Aristóteles desde la antigüedad hasta nuestros días. La polémica gira en torno al tipo de causalidad que se puede reconocer en el Primer Motor aristotélico o, dicho de otra forma, es una disputa centrada en definir si el dios aristotélico es un motor de tipo eficiente o si más bien oficia como causa final. En esa línea, el presente trabajo pretende ofrecer, primero, una actualización del estado de la cuestión y, después de ello, se intenta desarrollar algunos argumentos a favor de una de las posiciones que se encuentran en el marco de esta polémica. En vista de darle un contexto a la postura que se defiende al respecto, los primeros capítulos se dedican a tratar dos asuntos que son clave para la comprensión general del problema, así como para su solución: la defensa aristotélica de la eternidad del movimiento y la introducción de una noción análoga de causalidad. La razón para proceder de esta forma es que el Primer Motor y sus atributos aparecen en el escenario de la filosofía aristotélica precisamente para explicar la eternidad del cambio y es ahí donde surge la cuestión acerca de cuál es el tipo de causa o explicación que se remite al Primer Motor. Frente a ello, la argumentación de este trabajo se dirige, primero, a mostrar que la versión más temprana de la teoría, recogida en Fís. vii-vni, apunta a que debemos concebir al Primer Motor como una causa eficiente. Por el contrario, la lectura de Met. XII parecería señalar en una dirección opuesta, i.e. a que debemos concebirlo como una causa final. Ante esta oposición, la tesis defendida en el presente trabajo es que hay buenas razones para pensar que Aristóteles redefinió su postura entre ambas formulaciones de la teoría para dar razón de los problemas explicativos que acompañarían a la primera versión, i.e. la que encontramos en la Física. Para ello se dedica previamente un espacio a la defensa de la interpretación clásica del libro XII de la Metafísica con el fin de justificar la oposición mencionada entre los dos textos, lo cual implica ofrecer una explicación de por qué esta segunda versión de la teoría no se puede reducir a su contraparte. En ese contexto se discute con las interpretaciones de Aristóteles más recientes, las cuales pretenden disolver la oposición mencionada reduciendo al Primer Motor a una causa de tipo eficiente o bien asimilándole a una causa de tipo formal. La posición defendida en este trabajo es que, por lo manos, la versión de la más madura de la teoría, i.e. la que aparece en Met. XII, no da pie a una lectura de ese tipo y que, por tanto, se debe mantener la oposición citada, la cual se debería leer en los términos arriba mencionados, es decir, como dos fases del pensamiento aristotélico que se corrige a sí mismo en el modelo causal empleado para dar razón de la eternidad del cambio