El debate teológico sobre el destino de los embriones humanos criopreservados

  1. BONET FARRIOL, ENRIQUE
Dirigida por:
  1. Augusto Sarmiento Franco Director
  2. José María Pardo Sáenz Codirector

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 28 de junio de 2005

Tribunal:
  1. Augusto Sarmiento Franco Presidente
  2. Álvaro Fernández de Córdova Secretario
  3. José María Pardo Sáenz Vocal
  4. Rodrigo Muñoz de Juana Vocal
  5. Miguel Angel Monge Sánchez Vocal
Departamento:
  1. (FT) Teología Sistemática

Tipo: Tesis

Teseo: 300770 DIALNET

Resumen

TITULO: EL DEBATE TEOLÓGICO SOBRE EL DESTINO DE LOS EMBRIONES HUMANOS CRIOPRESERVADOS. RESUMEN: El trabajo pretende hacer un estudio, desde una perspectiva moral, de las distintas soluciones que se ofrecen a los embriones congelados. Sin embargo antes de adentrarnos en el mismo, se ofrece una primera parte introductoria. En ella se esboza una explicación sobre la aparición del problema y sobre la magnitud de éste. Se concluye que, a pesar de las medidas que se han tomado, la cifra de embriones sigue en aumento. La única solución realista es la cesación de la producción de embriones sobrantes. El valor de la persona humana y la dignidad de la procreación, reclaman el fin del tratamiento instrumental que se hace del ser humano en los estadios incipientes de su existencia. El derecho a ser engendrado en un lugar digno excluye la probeta; y el respeto debido al hombre no admite la posibilidad de destierro del tiempo -que eso es la criopreservación-. En la segunda parte hemos pretendido ofrecer una respuesta desde la moral a los embriones ya congleados. En el capítulo IV analizamos la alternativa que plantea la investigación con estos embriones. Se concluyó su no-eticidad, por ser una ofensa directa contra la dignidad de la persona en sus primeros estadios. Ningún motivo, por noble que sea puede justificar la destrucción de una vida humana, incluso cuando el embrión ha muerto, su utilización para investigar sobre sus despojos nos parece desaconsejable. No sólo por la dificultad para determinar científicamente la muerte embrionaria, sino también por su ineficacia científica y por su vinculación con la creación y muerte de esas vidas, y la cooperación que supone con ese atentado. Sobre la alternativa de dejarlos morir -capítulo V-, se ha mostrado que no se trata de una decisión moralmente neutra, creemos que el mantenimiento de la criopreservación debe ofrecerse de forma ordinaria a un embrión presuntamente viable, intervenir para finalizar con la criopreservación sin una causa grave, puede considerarse análogo a la cesación de cuidados estándar de mantenimiento y por tanto de tratamientos ordinarios. La responsabilidad de sostener estos cuidados recae sobre los causantes directos de la injusticia cometida; es decir, los agentes sanitarios y los padres que los produjeron. Sobre la adopción prenatal hemos creído demostrar en el capítulo III que no se trata de una elección moral intrínsecamente mala. Ante todo porque no es un acto que se sitúe en el ámbito de lo generativo, sino en el de lo adoptivo. Es decir, no se trata de un quebranto de la cohesión de lo unitivo y lo procreativo en el acto conyugal. Tal quebranto fue perpetrado en el acto de fecundación in vitro. Por tanto, la adopción puede llevarse a cabo, especialmente por parte de los padres biológicos de esos embriones, sus progenitores tienen cierta obligación, en la medida de lo posible, de devolverles al lugar digno del que nunca debieron ser extraídos. En definitiva, creemos que una actitud coherente con la dignidad del embrión humano debe buscar, en primer término, la prohibición de la investigación con ellos -incluso con muertos-. A su vez, evitar la descongelación de los que se encuentran en crioconservación, pues podrían ser implantados en un futuro y su conservación no representa un inconveniente grave o una carga desproporcionada. Finalmente, permitir la gestación por parte de los propios padres biológicos o de parejas adecuadas que estén dispuestas a ello. Por último, promover la prohibición de la Fiv, como modo impropio de generación humana; o si no fuera posible, por lo menos el fin inmediato de la fecundación de embriones que no vayan a ser transferidos