El sujeto en Tomás de Aquinola perspectiva clásica sobre un problema moderno

  1. GARCIA VALDECASAS MERINO, MIGUEL
unter der Leitung von:
  1. Ángel Luis González García Doktorvater/Doktormutter

Universität der Verteidigung: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 12 von Juni von 2002

Gericht:
  1. Modesto Berciano Villalibre Präsident/in
  2. José Ignacio Murillo Gómez Sekretär
  3. Juan Agustín García González Vocal
  4. Francisco Altarejos Masota Vocal
  5. Enrique Alarcón Vocal

Art: Dissertation

Teseo: 91958 DIALNET

Zusammenfassung

Se suele considerar que la noción de sujeto es una herencia de la filosofía moderna. De acuerdo con esto, la noción de sujeto que ha pervivido hasta hoy se ha impuesto gracias a la obra de pensadores como Descartes, Kant, Fichte o Hegel. Frente a esta perspectiva, este trabajo aspira a mostrar que el sujeto es primordialmente una noción de carácter metafísico, que más tarde evolucionó hacia un sentido crítico y epistemológico. Para eso se investiga en primer lugar a Aristóteles, en el que esta noción tuvo su primer esbozo científico, y posteriormente a Tomás de Aquino, un pensador medieval que recoge la tradición anterior a sí, confiriéndole un cuño sistemático. Para Tomás de Aquino, la noción de sujeto deriva en primer lugar de un sentido de la sustancia, y después, según un uso pluriforme de la analogía, la noción se inserta en la materia, el compuesto, la potencia, el ser, etc., adoptando un sentido distinto en cada uno. Tras el examen de estos sentidos, que tienen que ver con la naturaleza física, la tesis se pregunta si la noción de sujeto se puede aplicar a las sustancias simples, que Aristóteles llamó separadas, y similarmente, si este término tiene cabida en Dios. Por último, se acomete el estudio del sentido antropológico y personal del sujeto. Esto conecta con el problema mente-cuerpo. Se puede decir que el cuerpo es sujeto del alma, que el alma es sujeto de sí misma -que, de ese modo, es espiritual-, y también que el alma es sujeto de las potencias. Entre éstas, las más destacadas -inteligencia y voluntad- mostrarán la perfección singular del alma que, gracias a la mente, se puede conocer a sí misma. Este conocimiento es un hábito innato de la mente. Pues bien, a juicio del autor, una apropiada comprensión de este hábito permite una dilucidación penetrante y oportuna del sentido crítico y moderno del sujeto.