El desarrollo del dogma de la resurrección de los muertos en la teología del Siglo veinte. Un análisis según la criteriología de John Henry Newman

Abstract

A lo largo de este siglo veinte, el campo escatológico fue protagonista de una amplia discusión teológica. Surgieron nuevos planteamientos acerca de distintos puntos de la esctología, concretamente acerca de la escatología intermediaria y, consecuentemente, sobre la resurección de los muertos. En el actual momento, es posible afirmar que los teólogos están divididos en distintos grupos, de acuerdo con la posición teológica que defienden. Consciente de que esta verdad, la resurrección de los muertos, hace referencia al núcleo de la esperanza cristiana, este trabajo busca contribuir con tal debate teológico repasando los planteamientos hechos a lo largo de este siglo y realizando un análisis con la finalidad de establecer su valor. Para tal finalidad, fueron utilizados los criterios de John Henry Newman. Tales criterios fueron creados por Newman para estudiar el auténtico desarrollo dogmático, diferenciándolo de sus corrupciones. Los criterios de Newman fueron elegidos como instrumento para este análisis por su gran actualida, ya que la Comisión Teológica Internacional, en su documento sobre el dogma, los presenta como válidos para el estudio de este. Así este trabajo, consiste en estudiar los planteamientos aportados durante este siglo al dogma de la resurreción de los muertos por la teología, y determinar, según los criterios de Newman, se podemos plantear un verdadero desarrollo dogmático. Para tal finalidad, el trabajo recoge las aportaciones del Magisterio en este siglo, intentando establecer el marco que la Iglesia determina para tal debate teológico. Después recoge planteamientos de la teología protestante, en la medida en que ella influencia la teología católica y, finalmente, las reflexiones realizadas por la teología católica. Después analiza este material según los criterios de Newman para intentar llegar a una conclusión en la cual pueda determianr hasta que punto podemos considerar verda