Colaborando con el amigo americanoEmbajada de Estados Unidos en Madrid
- Couceiro Núñez, Teresa (coord.)
Editorial: Fundación Alejandro de la Sota
ISBN: 978-84-606-7879-3
Ano de publicación: 2015
Páxinas: 531-541
Congreso: Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española (2. 2015. Madrid)
Tipo: Achega congreso
Resumo
La embajada de Estados Unidos se construyó en Madrid entre los años 1950 y 55. Fue encargada por el FBO (Foreign Building Operations), dirigido en esos años por Leland W. King. Situada en la calle Serrano, se llevó a cabo bajo la dirección de Mariano Garrigues Díaz-Cañabate, arquitecto español comprometido con el Movimiento Moderno, con la colaboración de Ernest Warlon, arquitecto americano. El edificio causó un gran impacto y fue objeto de numerosas críticas y discusiones, tanto por ser uno de los primeros edificios diplomáticos construidos según los principios del Movimiento Moderno, como por la ruptura estética evidenciada por su emplazamiento, en la parte antigua de la Castellana. El edificio se formalizó como un bloque aislado, en perpendicular a la calle principal y de aspecto imponente. Sería el precursor de la construcción de otros edificios similares en esa zona de Madrid. Estas circunstancias son las que llevan a considerar este edificio como emblemático dentro de la historia de la Arquitectura moderna española. El proceso de redacción y ejecución del proyecto tuvo en cuenta numerosos aspectos; diplomáticos, constructivos, comunicativos, etc. Busca la transmisión de unos valores y de una imagen determinados, los de los Estados Unidos. A la vez intenta buscar la unión con el pueblo español. Esto hace que merezca la pena detenerse a analizar este proceso de diseño y constructivo. Fue fruto de una colaboración entre los arquitectos americanos y españoles, destacando el papel de Mariano Garrigues, como coautor del proyecto y director de obra. Valores y criterios del proyecto Numerosos aspectos llaman la atención, algunos encomiables y otros más dignos de crítica, al analizar este edificio y los principios que rigieron su realización. Entre ellos podemos destacar la orientación solar del edificio, la composición de sus fachadas, la altura del conjunto, la intención urbanística, la ubicación en el entorno y el diálogo con los edificios colindantes, el uso de los materiales y la novedad de las instalaciones. Análisis crítico de su vigencia A la vuelta de los años se puede ver cómo este edificio sigue conservando su carácter emblemático; da respuesta al uso requerido a la vez que continúa siendo un icono en la calle Serrano. En un momento de desorientación nacional en el campo de la arquitectura se optó por un edificio objeto de muchas críticas, pero que consiguió su objetivo representativo, así como transformar un edificio de carácter burocrático en un símbolo de la arquitectura moderna. Podemos seguir aprendiendo de esta obra acerca de la profunda relevancia que se le puede otorgar a un edificio mediante la rotundidad de su diseño, logrando reencauzar la tendencia arquitectónica que en España estaba construyendo ejemplos paralelos muy alejados de la Modernidad.