Librerías y libros en París

Laburpena

París tiene entre dos y doce millones de habitantes, según el criterio y el radio con el que se mida. Y, de todo, hay mucho. También librerías. Es verdad que han cerrado bastantes. Sobre todo, las pequeñas que abundaban en el barrio latino, cerca de La Sorbona. Librerías intelectuales, dirigidas por gente barbada, gafosa y sesentayochista. Ya no se llevan. Las han sustituido por tiendas de ropa, de comida rápida y de móviles. Quedan las grandes, que ahora son más grandes. Para los nostálgicos, todo cambio es una lamentable pérdida; para los demás, la concentración es una ventaja. Vistas cuatro, se han visto todas. Y se puede medir el pulso de la cultura francesa sobre las mesas. Claro es que el librero escoge combinando los gustos de su empresa con los del público, que, a su vez, está informado por la propaganda cultural. Son interacciones con algo de círculo vicioso. Pero, pasando por medio, se conoce lo que hay en el ambiente.