Etienne Gilsondesde la filosofía de la biología a la causa final

  1. RAMÍREZ ESTRADA, IGNACIO
Zuzendaria:
  1. Enrique Moros Claramunt Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 2022(e)ko abendua-(a)k 15

Epaimahaia:
  1. Santiago Collado González Presidentea
  2. Rubén Pereda Idazkaria
  3. Manuel María Cruz Ortiz de Landázuri Kidea
  4. Ricard Casadesús Kidea
  5. Jaime Vilarroig Martín Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 800001 DIALNET

Laburpena

Étienne Gilson, desde la filosofía de la biología a la causa final Resumen: Aristóteles había observado que en la naturaleza los seres que están compuestos de partes heterogéneas están ordenados de acuerdo a un fin. Estos seres, además, tienen la característica de tener en sí el principio de su propio cambio, por lo que el movimiento en ellos es espontaneo. No obstante, Aristóteles entendía que los seres vivos tenían como fundamento una forma o un modelo a seguir, que presidía su desarrollo y sus respectivas relaciones. Es por ello que creyó que en la naturaleza existía un principio análogo a la inteligencia que daba razón del orden, pues tanto en las obras de la naturaleza como en las obras de arte, los seres están constituidos según un orden de acuerdo a un plan. El problema es que la ciencia no reconoce la existencia de tal principio debido a que el fin no es una causa que se pueda observar en actividad, por esta misma razón el fin no es mensurable ni calculable, solo se puede decir que está ahí. Sin embargo, en 1859, Darwin propone una teoría que pretende dar razón de la existencia del orden pero no como resultado de una intención. Esto no significa, empero, que la teoría evolutiva sea incompatible con la intervención divina en el mundo natural. El orden, en cualquier nivel, no puede ser entendido sin la inteligencia como causa. Solo la inteligencia puede crear porque solo la inteligencia puede ordenar, y, aunque existe la casualidad o el azar, solo es apreciable desde un objetivo final.