Los orígenes de la crónica parlamentaria literaria española (1810-1859)

  1. PÉREZ AGUIRRE, JOSÉ ANTONIO
Dirigida por:
  1. Fernando López Pan Director

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 27 de septiembre de 2022

Tribunal:
  1. José Ignacio Armentia Vizuete Presidente/a
  2. Beatriz Gómez Baceiredo Secretaria
  3. José Francisco Sánchez Sánchez Vocal
  4. Carlos Maciá-Barber Vocal
  5. José Javier Sánchez Aranda Vocal
Departamento:
  1. (FCOM) Periodismo

Tipo: Tesis

Teseo: 754974 DIALNET

Resumen

En España, el género de la crónica parlamentaria hermana la literatura y el periodismo, y tradicionalmente reconoce como punto de partida la figura sobresaliente de Azorín, quien se arroga la paternidad de la crónica parlamentaria entendida como un espectáculo, por más que el propio autor deja abierta la posibilidad de otros cronistas anteriores. Sin embargo, la investigación académica apenas ha examinado esa posibilidad abierta desde 1810. Esta tesis indaga en los orígenes de la crónica parlamentaria literaria rastreando los periódicos desde las Cortes de Cádiz hasta el reconocimiento de la madurez del género. En ese recorrido temporal se han examinado minuciosamente los periódicos dedicados al periodismo parlamentario (para seleccionar 33 cabeceras y cerca de 2000 piezas) y se han adoptado como criterios de búsqueda los rasgos de la crónica azoriniana, considerada unánimemente como el modelo patrón de la crónica parlamentaria literaria. También ha servido como herramienta de búsqueda en los periódicos la propuesta de definición del subgénero de la crónica parlamentaria literaria. En el recorrido por el periodismo parlamentario español se advierte la configuración de un relato propio del periódico para las sesiones parlamentarias en las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal, pero no será hasta las llamadas Cortes estamentales (1834-1836) cuando las reseñas aparezcan en la parte doctrinal de tres periódicos, Eco del comercio, La Revista española y El Español, en coincidencia con la presencia de los resúmenes de la sesión con vocación de acta, los extractos, en otra parte del periódico. Esa reseña doctrinal, liberada de la exigencia de exhaustividad, selecciona, interpreta y valora una sesión parlamentaria de acuerdo con los principios ideológicos del periódico y se presenta en la tesis como punto germinal de la crónica. La reseña doctrinal se asienta progresivamente en la prensa desde 1836 y en 1844 El Clamor público estrena para ella el título de “crónica parlamentaria”. Poco a poco, otros periódicos como Eco del comercio, El Observador, La España o La Iberia adoptan la crónica parlamentaria, aún anónima, que se convierte en un género de la oposición, al que la ironía y la sátira le dan un carácter singular. Al término de la legislatura de 1857, cuando se aprueba una ley de imprenta restrictiva que impone la firma a los textos periodísticos, se revela la primera nómina de cronistas parlamentarios en España, especialmente en tres diarios: El Clamor público, La Iberia y La Discusión. Y en la legislatura de 1858 cabe referirse ya a cronistas y crónicas, como lo evidencian los tres casos más sobresalientes de las series de crónicas parlamentarias reconocibles por el sello del estilo literario que imprime cada autor: Núñez de Arce en La Iberia, Rodríguez en El Clamor público y Palacio en La Discusión. Por último, se estudia la aparición fulgurante de la figura de Robert como cronista parlamentario, reconocido por los coetáneos por su excelencia. Una comparación entre los inicios de la crónica de Robert en La Discusión (1858-1859), ya fuera de la sección doctrinal, y los de Azorín en El Globo (1902) confirman a Robert como padre de la crónica parlamentaria literaria.