La fertilidad de la imagen en Maurice Merleau-Ponty

Abstract

Los estudios acerca de la pintura en Merleau-Ponty acostumbran a presentar la reflexión merleau-pontiana como el resultado de la aplicación del método fenomenológico al fenómeno concreto de la imagen pictórica. De esta manera se explora la imagen pictórica desde una nueva perspectiva, la de la Fenomenología, aquella misma que se ha aplicado con anterioridad a la literatura, a la historia y aún antes a la misma percepción. Esta caracterización, que nace del énfasis en el sentido metodológico de la fenomenología, propicia encontrar una peculiar filosofía del arte en algunos escritos de Merleau-Ponty, o cuando menos, permite que Merleau-Ponty tenga cabida dentro del diálogo filosófico acerca del arte; de la misma manera, y por la misma razón, que tiene cabida su discurso en la filosofía del lenguaje, en la filosofía de la historia, o en la Psicología. Por lo general se trata de aproximaciones que acostumbran a coincidir en el carácter discontinuo de la obra filosófica de Merleau-Ponty, y que interpretan el decurso de la filosofía merleau-pontiana como la antesala consentida y consciente hacia la deconstrucción de la filosofía. Así, en el caso concreto de la imagen pictórica, Merleau-Ponty, sobre todo en L'AEil et l'esprit ya en la última etapa de su vida, estaría admitiendo la imposibilidad de la filosofía para manifestar el Ser, alineándose de esta forma con el planteamiento heideggeriano, según el cual, la reflexión acerca del Ser debería alejarse de la filosofía y acercarse al terreno del arte y, en concreto, al de la Poesía. Nuestra lectura de la obra de Merleau-Ponty, hecha desde el privilegio que nuestro autor otorga a la pintura en L'AEil et l'esprit, muestra por contra cómo la reflexión merleau-pontiana acerca de la imagen pictórica desempeña un papel nuclear a la hora de entender el giro ontológico que toma la filosofía en el último período de la carrera intelectual de Merleau-Ponty, y es clave también para entender el quehacer y la posibilidad de la misma filosofía. En ambos casos, más que tratarse de una operación de retirada de la filosofía, el desempeño merleau-pontiano se presenta como una tarea de progresiva profundización en lo radical. Expuesta brevemente, nuestra tesis podría formularse así: con la pintura «co-nacemos» a la percepción, saber absoluto del filósofo, nos recuerda Merleau-Ponty; co-nacemos al Ser, a lo radical; y co-nacemos al logos filosófico, esto es, a la posibilidad de la misma filosofía. Tres co-nacimientos en los que hemos patentizado la fertilidad de la imagen en Merleau-Ponty, y para los que hemos acuñado, respectivamente, las expresiones: fertilidad estética, fertilidad ontogenética y fertilidad estesiológica. Con esta triple fertilidad, la reflexión merleau-pontiana contribuye, además, a rescatar la imagen y en particular la imagen pictórica tanto del ostracismo racionalista esto es, de la inveterada acusación de simulacro que encontramos desde Platón hasta Sartre; como de la superficialidad epifenoménica tal y como se considera en el esse est percipi berkeliano del que el empirismo es deudor. El estudio realizado en este trabajo nos permite concluir que la reflexión merleau-pontiana acerca de la pintura no es tan solo el resultado de la aplicación del método fenomenológico al fenómeno pictórico, es más bien el advenimiento en el que ver la misma reflexión fenomenológica en acción: la manera de presentar la reflexión fenomenológica sin la incoherencia del que piensa que un descenso a los estratos primarios de la experiencia originaria puede hacerse conservando intactas las expresiones ya «logradas» del conocer. Además, en este advenimiento de la pintura se aprende a practicar este descenso radical sin caer por otro lado en el escepticismo heideggeriano. Mirar en la pintura es la manera que nos propone L'AEil et l'esprit para superar a la vez la mirada objetiva de la ciencia, y la mirada escéptica de la filosofía negativa destructiva