La familia según David HumeEntre la naturaleza y el artificio

  1. Llauce Ontaneda, Cynthia Melissa
Dirigida por:
  1. Ana Marta González González Directora

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 11 de mayo de 2022

Tribunal:
  1. Margarita Mauri Presidente/a
  2. Raquel Lázaro Cantero Secretaria
  3. Julio Seoane Pinilla Vocal
  4. Juan Andrés Mercado Vocal
  5. Lourdes Flamarique Zaratiegui Vocal
Departamento:
  1. (FFL) Filosofía

Tipo: Tesis

Teseo: 729775 DIALNET

Resumen

Este trabajo de investigación presenta una reflexión sobre una cuestión que a primera vista pudiera parecer secundaria, pero que, mirada más de cerca, se demuestra central para la teoría humeana de la sociedad: la familia. El estudio de este tema obliga a situar esta realidad en el marco más general de su teoría sobre la sociedad y sobre la justicia. Los textos de Hume avalan suficientemente que la familia figura como una institución que participa tanto de la naturaleza como del artificio que sustenta la sociedad civil. Así, lejos de contraponer lo natural y lo artificial, Hume está dispuesto a calificar de “natural” todo artificio que se demuestre absolutamente conveniente, necesario y útil para la convivencia humana. Según Hume, la constitución de la familia presupone inclinaciones naturales que surgen espontáneamente –en primer término, la inclinación sexual, luego el amor a los hijos–, pero no es puro fruto de la inclinación, ya que no llega a constituirse como tal sin la mediación de ciertos “artificios” racionales, que se demuestran necesarios, y por tanto naturales, para hacerla sostenible en el tiempo. En la sociedad civil, el individuo se enfrenta a un nuevo espacio de convivencia, distinto al ámbito familiar, donde debe entablar relación con otros individuos sobre supuestos distintos a los que regían la vida familiar. Lo peculiar de estas relaciones es que están marcadas por la cuestión de la propiedad. De hecho, Hume asume que los individuos entran en sociedad principalmente para poder seguir adquiriendo propiedad, si bien entre tanto también desarrollan el gusto por la compañía y la conversación que adquirieron en el entorno familiar. Precisamente aquí se advierte que, no obstante descansar en la introducción de ciertos artificios, la vida social más allá de la familia es posible porque los individuos traen a ella las experiencias de sociabilidad que adquirieron previamente en el núcleo familiar. En efecto: Hume asume que el individuo ha adquirido en la familia las herramientas sociales necesarias para desarrollar una convivencia armónica y segura con los demás individuos, si bien, al mismo tiempo, el trato con sus iguales revertirá también en el refinamiento de las maneras en el interior mismo de la familia. Esta “retroalimentación” de familia y sociedad civil forma parte esencial del proceso de civilización. En líneas generales; Hume nos permite contemplar un modelo de familia que está muy en relación con la propiedad. Ahora bien, aunque sin duda es cierto que las relaciones humanas se encuentran materialmente mediadas, su aproximación invita a la reflexión crítica. Después de todo, parece que ni la familia ni sus miembros, deberían explicarse en función de la propiedad, sino en todo caso, al contrario. En definitiva, Hume se comporta más como un teórico social que mira al funcionamiento del sistema, que como un filósofo moral que atiende sobre todo a la cualidad moral de los individuos. Sin duda, armonizar la utilidad social y los derechos individuales se presenta como un reto para cualquier ética social. De hecho, para alcanzar este objetivo, se necesitaría de una visión del bien humano más profunda de la que propone Hume desde premisas empiristas, pues no basta con basarse en sentimientos y racionalidad instrumental.